lunes, 24 de diciembre de 2012

tacos

Una vez me dijeron que una verdadera mujer es la que se aguanta los tacos. No lo entendí, hasta que me di cuenta que hablaba de la fortaleza que hay que tener para poder caminar cuando todos quieren tirarte. Habla de que el equilibrio sale de uno mismo.
¿Qué iba a hacer? ¿Lamentarme por haber creido? ¿O darme cuenta de que si te mienten, el problema lo tiene el otro?
Asi es como salgo, caminando en tacos a pesar de tener los pies lastimados, y llena de colores.
‎"Nunca te autoasignes como el objeto de la obra de un artista. Esta es la construcción que hace la brutalidad de su alma hablando con total honestidad. Podrías decepcionarte demasiado, o enterarte de lo que no querías. Mejor disfruta de su arte sin mirarte a través de él."

domingo, 16 de septiembre de 2012

Incomodidad propia

Intento, intento, pero siempre vuelvo al mismo lugar. El círculo es vicioso, y cerrado.
¿Intento? La historia se repite cada vez más seguido: me enamoro del primero que me dice algo más o menos convincente, salgo un tiempo, me decepciona, entro en algo parecido a la depresión, me cuesta mucho estar sola, entonces bardeo.
Salgo mucho, siempre consigo algo, y me miro al espejo y me odio. Me odio porque termino siendo algo que no quiero ser, termino siendo lo que detesto de la gente, pero sin embargo caigo. Me da vergüenza propia, pero no tengo que rendirle cuentas a nadie, no debería preocuparme. Sí, me preocupo igual. Pienso que me falta una guía. Me falta a quien rendirle cuentas, de quien depender para ser una piba bien, me falta quien me quiera entonces me cuide, y a mi ni se me cruce por la cabeza bardear, por respeto al otro. Al otro, no a mí misma. ¿Qué me importa "mi mísma", si no le debo nada a nadie? Hago lo que quiero. Pero así termino. Triste por mí. Y entonces sí me importo.

sábado, 25 de agosto de 2012

difícil

Es más difícil de entender cuando la mente no piensa, y no deja sentir al corazón. 
Tal vez porque crecimos en el mismo contexto, porque si miramos de afuera, seríamos algo así como una gran familia donde estamos los dos dentro, y donde es muy difícil separarse... no sé. Despegarme es prácticamente imposible, hay gente de por medio, comentarios, recuerdos... y recuerdos que nosotros también tenemos presentes.
Tan presentes que de vez en cuando nos gusta revivirlos.
Yo soy bastante soñadora, me ilusiono fácil, pero más cuando saben cómo ilusionarme. 

No voy a mentir, me encantaría volver a sentirte como antes.
Tenerte durmiendo en mi pecho fue uno de los momentos más felices de mi vida, no miento, me hiciste temblar. Tus besos... TUS besos. Aunque sea completamente cursi, ambos sabemos que es algo único. O por lo menos para mí.
Seguramente contás con otros besos que te hagan temblar. Yo siempre me conformo con mirarte, con tenerte apenas cerca.

Este es claramente un problema interno: ¿cómo, una persona impulsiva como yo, puede ser perseverante? ¿Acaso alguien se puso a pensar lo que fue para mi esperarte todos estos años? ¿Cómo no iba a tener el impulso de darte un beso cuando no correspondía, si era lo mínimo que tenía que hacer? Si esperé tantos años, ¿qué me cuesta esperar un poco más?

¿Un poco más? ¿Cuánto más? ¿Sirve esperarte? ¿Esperar qué? ¿Que vuelvas? ¿Vas a volver? ¿Por qué cada tanto volvés? ¿Por qué me volviste a besar? ¿Por qué me hiciste volver a sentir, por qué me tocaste, por qué quisiste que me acordara como eras? ¿Tengo que insistirte? ¿Soy una hinchapelotas? ¿Me das bola por lástima? ¿Siempre me diste bola por lástima? ¿O tengo que remover un poco a ver si en el fondo un poquito me querés?

¿O soy una ilusa, que espera nada, que no tiene sentido lo que está haciendo? Me buscás cuando estás solo. ¿No te das cuenta que soy yo, la que siempre estuvo? ¿Tengo que seguir estando? Me gusta estar a tu lado. En silencio, sin decirte nada. No quiero molestarte, quiero acompañarte. Quiero ser tu mujer, quiero mimarte y darte lo mejor de mí. Quiero que me tengas paciencia, y que me quieras. Que me acaricies y que nos riamos juntos. Que me hagas chistes en chiste... me cuesta mucho entender si en tus chistes hay un poco de verdad, no lo entiendo. Capaz vos tampoco lo entendés.

¿Tengo que cerrar esta historia o dejarla abierta? Cerrarla sería de perdedora, mirá hasta dónde llegué, te tengo tan cerca... Dejarla abierta y pelearla tal vez sea demasiado enloquecedor, no sé hasta dónde llegar. Y si sigo, ¿qué hago? ¿Cómo actúo? ¿Te insisto? ¡Vas a pensar que soy una loca! Un poco lo sabés... ¿No de jodo? Creés que no tengo interés.

Por favor, contestame.

miércoles, 11 de julio de 2012

Me pregunto porqué esto fue mal o bien, perdí o gané.

martes, 20 de marzo de 2012

Incomodidad del alma

Me incomoda que siempre los gustos se basen en cualidades, como si fueramos objetos que elegimos comprar: la inteligencia, la hermosura o la simpatía, si tenés una carrera o sos lo que se dice "alguien en la vida". Destacar que te gusta una persona por alguna de esas cualidades me parece tan materialista como interesarte en su billetera o en sus posesiones. Me gustaría gustar por mi esencia, gustar como ser entero, como el todo que forman mis intereses, mi forma, la gente con la que me relaciono y millones de aristas más... mi aura, mi yo.

Me siento mal porque no creo encontrar en nadie esa mirada, porque siempre es más fácil mirar hacia atrás, ver lo conocido y olvidarse las razones por las que ya no está, antes que explorar lo nuevo. Me siento mal porque tenemos relaciones pasajeras esperando que venga algo mejor, en vez de mirar a quien tenemos al lado. Y si lo vemos, tratamos de parecernos entre sí, en vez de admirarnos de las diferencias que tenemos y nos hacen únicos, dejando de lado esas exclusividades por las que nos elegimos.

Me siento mal porque parece ser un atrevimiento decirle a alguien que lo querés después de compartir meses de caricias, pero estamos obligados a perder todos los miedos a la hora de tener relaciones. Es como si primero hubiera que sacarse la ropa y después ver si en ese acto de entrega corporal existe algún mínimo sentimiento que nos lleve a poder confiar en que esa entrega fue plena. 


Me siento mal porque no creo encontrar a alguien que me valore las risas más que las tetas, el corazón abierto más que mis actividades, las ganas de dar y compartir más que si hoy me pinté o no.
Me siento mal, me incomoda que así sea, pero me siento bien de elegir ser un poco mejor yo, antes que algo en lo que no creo.