sábado, 25 de agosto de 2012

difícil

Es más difícil de entender cuando la mente no piensa, y no deja sentir al corazón. 
Tal vez porque crecimos en el mismo contexto, porque si miramos de afuera, seríamos algo así como una gran familia donde estamos los dos dentro, y donde es muy difícil separarse... no sé. Despegarme es prácticamente imposible, hay gente de por medio, comentarios, recuerdos... y recuerdos que nosotros también tenemos presentes.
Tan presentes que de vez en cuando nos gusta revivirlos.
Yo soy bastante soñadora, me ilusiono fácil, pero más cuando saben cómo ilusionarme. 

No voy a mentir, me encantaría volver a sentirte como antes.
Tenerte durmiendo en mi pecho fue uno de los momentos más felices de mi vida, no miento, me hiciste temblar. Tus besos... TUS besos. Aunque sea completamente cursi, ambos sabemos que es algo único. O por lo menos para mí.
Seguramente contás con otros besos que te hagan temblar. Yo siempre me conformo con mirarte, con tenerte apenas cerca.

Este es claramente un problema interno: ¿cómo, una persona impulsiva como yo, puede ser perseverante? ¿Acaso alguien se puso a pensar lo que fue para mi esperarte todos estos años? ¿Cómo no iba a tener el impulso de darte un beso cuando no correspondía, si era lo mínimo que tenía que hacer? Si esperé tantos años, ¿qué me cuesta esperar un poco más?

¿Un poco más? ¿Cuánto más? ¿Sirve esperarte? ¿Esperar qué? ¿Que vuelvas? ¿Vas a volver? ¿Por qué cada tanto volvés? ¿Por qué me volviste a besar? ¿Por qué me hiciste volver a sentir, por qué me tocaste, por qué quisiste que me acordara como eras? ¿Tengo que insistirte? ¿Soy una hinchapelotas? ¿Me das bola por lástima? ¿Siempre me diste bola por lástima? ¿O tengo que remover un poco a ver si en el fondo un poquito me querés?

¿O soy una ilusa, que espera nada, que no tiene sentido lo que está haciendo? Me buscás cuando estás solo. ¿No te das cuenta que soy yo, la que siempre estuvo? ¿Tengo que seguir estando? Me gusta estar a tu lado. En silencio, sin decirte nada. No quiero molestarte, quiero acompañarte. Quiero ser tu mujer, quiero mimarte y darte lo mejor de mí. Quiero que me tengas paciencia, y que me quieras. Que me acaricies y que nos riamos juntos. Que me hagas chistes en chiste... me cuesta mucho entender si en tus chistes hay un poco de verdad, no lo entiendo. Capaz vos tampoco lo entendés.

¿Tengo que cerrar esta historia o dejarla abierta? Cerrarla sería de perdedora, mirá hasta dónde llegué, te tengo tan cerca... Dejarla abierta y pelearla tal vez sea demasiado enloquecedor, no sé hasta dónde llegar. Y si sigo, ¿qué hago? ¿Cómo actúo? ¿Te insisto? ¡Vas a pensar que soy una loca! Un poco lo sabés... ¿No de jodo? Creés que no tengo interés.

Por favor, contestame.