viernes, 3 de octubre de 2014

Último tramo


Y en ese momento en que comenzás a divisar la cima de la montaña, en aquel instante en el que podés contar los pasos que faltan para terminar el camino… es cuando todo se nubla, se pone oscuro y los obstáculos, uno tras otro y sin dejarte respirar, comienzan a aparecer. Debés poner en práctica todas las habilidades que has incorporado a lo largo del recorrido (muchas de las cuales jamás habias usado, o incluso no sabías que tenías) para ir sorteando cada uno de los problemas que se presentan: solucionarlos, o al menos aprender a llevarlos y a seguir caminando con ellos a cuestas. Si la subida hasta el momento había costado pero pudiste hacerlo, ¿por qué ahora no podrías continuar? Aunque avanzar se hace cada vez más duro y peligroso, no debe ser imposible, te han contado que muchos lo han logrado… Pronto varias fieras se abalanzan encima tuyo, y no sólo es necesario luchar sino también poder mantenerte en pie… Y el camino se pone pedregoso… Es ahi donde te das cuenta que las dos herramientas que más necesitabas en este momento nadie te las había siquiera nombrado: tomar decisiones y administrar los recursos. Pero no hay tiempo de reflexiones: te siguen atacando ahi, enfrente tuyo, y debes seguir peleando, ya estás muy cerca… El cansancio no puede vencerte, debes seguir, pero debes saber que descansar es necesario o tu propio cuerpo puede ponerse en contra… Pronto puedes continuar caminando, pero un gran golpe te deja herido y ya no hay nada más que hacer… Es necesario recuperarse, aceptar que hay que hacer una pausa o de lo contrario nunca llegarás. El reloj corre cada vez más rápido y ahí ves el final, tan cerca, cada vez más cerca… Pero las noches cada vez son más largas, el frío intenso, y las bestias… todo el tiempo al acecho, esperando poder atacarte donde más te duela… Es difícil entenderlo, ¿cómo puede ser tan difícil hacerlo? ¿Cómo es posible que nadie me haya anticipado esto antes?


No lo sé, sólo me dijeron que vale la pena... ¿por qué creerles? ¿Es esta la mejor decisión, o me he condenado sin obligación a sufrir por gusto personal?
El desafío señores, es continuar.