miércoles, 9 de marzo de 2022

Qué duro es emigrar cuando no es por puro placer. Lo he leído mil veces pero juro que, como he aprendido, el hecho es el proceso, este proceso de la previa se pone cada vez más difícil. Si ya lo venía sintiendo desde el mes cuarto antes de, no sé quién dictaminó que la verdadera cuenta regresiva comienza en los tres meses previos, que ya estamos transitando. Y quizás es ese mismo acuerdo social que dice que la cuenta regresiva empieza tres meses antes y no cuatro, que te obliga a empezar a sentir nervios y pasarla un poco mal. La verdad que no es emocionante sabés que estás a punto de dejar tu trabajo, tu departamento, tus amigos, tu familia, las calles que te gustan, tu vida más o menos organizada para rearmar tus ingresos, tu hogar y, lo más duro... aceptar que los vínculos indefectiblemente van a cambiar. Quizás eso es lo más duro. Ser vos el que acciona ese paso que va a hacer que tus vínculos cambien: que tu mamá llore, que tu suegra se angustie, que quizás a algunos no los vuelvas a ver, y quizás con otros pocos te afianzes en tus encuentros memorables por videollamada. Que serán contados, pero valiosos.