lunes, 4 de julio de 2022

Me encanta lo que no se puede quedar

 No se trata de poseer pero es sabido que el instante dura eso: un instante, y luego se desvanece cuando aún no habías terminando de saborearlo.

¿Es preferible no sentir el sabor de chocolate, o mejor conformarse con apenas probarlo?

Es que te desapareces, se esfuma, no alcanzo siquiera a pedirlo.

miércoles, 9 de marzo de 2022

Qué duro es emigrar cuando no es por puro placer. Lo he leído mil veces pero juro que, como he aprendido, el hecho es el proceso, este proceso de la previa se pone cada vez más difícil. Si ya lo venía sintiendo desde el mes cuarto antes de, no sé quién dictaminó que la verdadera cuenta regresiva comienza en los tres meses previos, que ya estamos transitando. Y quizás es ese mismo acuerdo social que dice que la cuenta regresiva empieza tres meses antes y no cuatro, que te obliga a empezar a sentir nervios y pasarla un poco mal. La verdad que no es emocionante sabés que estás a punto de dejar tu trabajo, tu departamento, tus amigos, tu familia, las calles que te gustan, tu vida más o menos organizada para rearmar tus ingresos, tu hogar y, lo más duro... aceptar que los vínculos indefectiblemente van a cambiar. Quizás eso es lo más duro. Ser vos el que acciona ese paso que va a hacer que tus vínculos cambien: que tu mamá llore, que tu suegra se angustie, que quizás a algunos no los vuelvas a ver, y quizás con otros pocos te afianzes en tus encuentros memorables por videollamada. Que serán contados, pero valiosos. 

jueves, 26 de noviembre de 2020

 Dicen que a través del arte uno expresa lo que no puede comunicar directamente. O no sabe cómo, o no quiere. Los artistas son como esos ángeles que vienen a salvarnos, poniendo en palabras, en notas, en pinceladas o en colores todo lo que nuestro alma no sabe cómo sacar a la luz. A su vez, es una forma de salvarse a sí mismos.

Me pregunto cuántas de tus frases llevan mi nombre, pero no quiero saber la respuesta. 

Quizás pude entender tu arte porque conozco tu historia, algunas heridas y pude viajar a ese lugar mágico donde el corazón sale del cuerpo y un poquito de sangre va escribiendo, y vas sintiendo cómo sana. O al menos cómo comienza el proceso.

Escribir fue para mí siempre eso. En el dolor más grande dirigí un corto, y lo puse en imágenes. Imaginate. 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Vínculos que cambian, ciclos q se cierran y yo siendo otra.

 Respiré y sentí que todo había acabado, y finalmente no. 

miércoles, 14 de octubre de 2020

Miércoles

 Estos son los aprendizajes que comparto con quien creo que es como yo. En algún instante supimos ser la misma persona en diferente género, hoy no lo creo pero quizás la vieja concepción invite a reflexionar. Y acá va lo que aprendí:

Vinimos al mundo solos y nos vamos solos. Uno tiene que disfrutar su propia vida, y sentir orgullo de ella. Equivocarnos es parte, perdonarnos también. VOS sos un ser LIBRE, si compartís va a ser con alguien que entienda la libertad y el amor igual que vos y te deje SER. Ser lo que sos y lo que querés ser. La IGUALDAD es justicia, eso implica aceptar que el otro tiene la misma libertad que vos, y no podes ir en contra de eso. Tenés que ser justo con el otro si querés ir en ese camino.


La libertad y el amor siempre van de la mano del RESPETO. Por los demás y por uno mismo.


Si pretendés un entorno diferente, tendrás que dar de vos para que también sea beneficioso para el otro, correrte del lugar egoísta y que te queda cómodo.


EL PASADO vino a ponernos trabas para que aprendamos algo. Es necesario tomarnos el tiempo de revisarlo para entender cuáles son los aprendizajes. Pero no vivir de él: perdonarnos.


Y te cuento mi historia: En mi caso, el actuar sin pensar, sólo para “demostrarle al otro que yo también puedo”, actuando sin conciencia, sólo desde el deseo de estar a una altura que ni siquiera sabía si era la correcta, o la que yo quería (falta de auto conocimiento) hizo que me imposibilitara algo más grande: poder ser digna de recibir amor genuino.


No lo quise ver, el rechazo me generó un gran dolor, pero con el tiempo, hizo que pudiera entender que somos responsables de cada una de nuestras acciones. Y no podemos cambiar lo que ya sucedió.


Durante años estuve sumergida en tristeza, quedándome en ese dolor, en la traición, haciendo crecer la sed de cobrarme cada herida, al punto en que todas mis energías estaban en un mundo negativo, donde hasta el goce era desde lo que no fue ni podía ser. Para cuando me di cuenta de que no tenia sentido, de que todo me sabía a poco, a insuficiente, de que no ganaba nada, sino que me estaba destruyendo a mi misma y (esperaba que también) un poco al otro, por fin dije basta. No podía seguir destruyendo. Tenía que haber algo mejor, y fui por eso.


Lo que no había visto era que el otro, también estaba enredado en mi locura. Todo era tóxico, poco sano, había rabia, pero había pasión. Era más fácil y cobarde regar la pasión para tapar cualquier otro sentimiento, echarle la culpa a la conexión sexual y a las ganas en vez de hacerse cargo de que ALGO PASABA.


Entre mensajes hubo perdones que celebré como victorias, sólo el último, mucho tiempo después y ya en otra historia, comprendí y tomé, y me llegó bien profundo. Yo era la víctima pero también, había lastimado. No sólo de forma consciente sino también por haber dejado una huella que aunque para mí no tenía importancia, nadie podía borrar. Había dolor en el otro. Dejé de ser el centro y entendí que había dos personas que durante años no habían estado bien.


No podía ir más allá de esa información que tenía pero sí en esos años de aprendizaje y especialmente al principio, entendí que cuando hay toxicidad ambos se enferman, y aunque se separen uno sigue contagiando de esa enfermedad hasta que buscas una cura. Yo me enfermé tanto que sabía que podía contagiar y toqué tanto el fondo que sólo buscaba salir de ahí. Y no fue un camino simple: es un progreso de subidas y bajadas. Hasta que un día lo logré.

Creí que ya no pasaba nada pero el fuego lo puede todo, y voy entendiendo el fuego: no hay que subestimarlo, el fuego está vinculado al alma y no separado. También con los astros, y quizás el destino. Acordate que todo nos enseña. Aprendí a ser menos orgullosa, y que lo peor que podes hacer es negar el amor, que grande o chico, cuando vos quisiste siempre vas a estar para el otro. Qué complicado. Pero a la vez qué hermoso poder sentir la respiración del otro y abrazarlo fuerte sin temerle, sólo disfrutando. Sentir CALMA. Te juro que después de una tormenta de años la calma es lo más grande que alguien te puede dar.

Pero despierto del sueño, y el tiempo no se detiene, el tiempo pasó y esta ahí, quizás aún sin sanar el miedo de contarte todo esto, pero con ganas de ayudarte a sanar un poquito, u otra vez escucharte a ver si no estoy otra vez en mi lugar egoísta creyendo que te puedo ayudar. Tal vez me ayudes a mi a cerrar esta traba de no poder decir las cosas sin dar tanta vuelta, de ser sinceros de una vez por todas.

martes, 6 de octubre de 2020

Siempre de viaje

 Retomo el blog de la salida de mi adolescencia, tuve que pensar el nombre, no leí nada para que no me condicione, y aquí estoy. Así continuó la historia: encontré el amor de mi vida, me casé, nos ibamos a ir de viaje a Europa, un viaje para siempre, y pandemia.

Pandemia que nos detuvo, pandemia que me pegó el cachetazo más doloroso de mi vida. Todavía me duele la mejilla.

Al final, cayendo en crisis tan fuertes que ni siquiera acá pude llegar a expresar, entendí eso: estamos de viaje. 

Comenzamos nuestro viaje el 3 de Marzo, nos casamos por civil e hicimos "una reunioncita, tranqui" donde terminaron siendo de "los íntimos", los que podían hacerse un ratito un Martes. Noventa personas haciendo pogo en una casona antigua, absolutamente todos disfrutando en un recuerdo inolvidable. Juntamos dos familias tanas, los dos muy amigueros, y "CPIKÓ". 

Quizás fue la mejor despedida jamás planificada, hace cuánto no veo a todos, pero a la vez estamos cerca. Estamos de viaje, todos estamos de viaje. No elegimos el destino, algunos pegamos un timonazo, no lo elegimos, pero acá estamos. Pintar todo de colores no haría las cosas más fácil, sólo es mirar tus pies y sentirte afortunado. Reconocer las raíces, sentir los dedos, el corazón, y todo lo que tenemos adentro.

No sé si este es otro capítulo para contar al llegar a viejo, "nos casamos y nos agarró la peste del '20", siento mucho a los tatarabuelos, la sangre que me corre, que nos corre. La familia hoy más que nunca. Y mi familia, que es de dos. 

Me pregunto qué tanto crecimiento hay que duele tanto, es como cuando te duele el músculo porque lo sobreexigiste, pero sabés que puede. Todos podemos. Sólo que no sabíamos que estamos de viaje.