martes, 13 de abril de 2010

Tincho.

Noooooooooooooooooo... ¡pero no, Horacio! ¿Que me quede pensando en vos como una estúpida, mientras vos miras fotos de chicas en poses idiotas, haciendose las porno star con sus babuchas blancas? No. Quedate tranquilo que eso no va a pasar.
Tengo a Tincho, o Tinchi, como le digo cariñosamente, que me llama cuando se lo pido y me dice cosas lindas (aunque no lo conozco y sólo mantenemos conversaciones por chat).
"Lindo no es, pero ffffffffffffffffffffffffffeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeo tampoco", me dice una amiga que no quiere verme sufrir por vos. Y lo llamo a Tinchi, lo boludeo un rato, me le hago la enamorada para que me quiera, para crear un amor, un amor que vos no me diste y tal vez él, un poco más feo pero con actitud de sexy, me quiera dar. Y conversamos, le hago sonar el celu para que me devuelva la llamada y así comenzar una charla linda y cuasi romántica, pero romántica de voces nada más, porque no nos vemos.
¿Cuánto más iba a durar esta farsa que le hago creer, a la distancia? Horacio, yo te quiero mucho, pero él me da lo que vos no. Ah, ¿si? ¿No me vas a dar bola? Listo, me voy con Tinchi, y te vas a querer matar.
Lo decidí, lo hice por mí, y sí, Horacio, me encontré con Tincho. Me pasó a buscar por la pizzería en AUTO, si, transporte que vos no tenés, vestido de camisa, que vos no usás, y con su mejor sonrisa de conquistador. Perfecto. Perfecto si analizamos sólo eso, y si dejamos de lado su estatura 1,20, sus dientes torcidos y sus comillas hundidas en los cachetes, que le hacen cara de ratita. Ahi mismo lo tuve, frente a frente: el resentimiento cara a cara, encarnado en una persona que quise utilizar de enamorado para deshacerme de vos en pensamiento, y así me fue.

Ahora lo que me queda en duda es si yo soy tu resentimiento para deshacerte de alguien también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario